Parte 2: ¿Cómo definir qué hacer el resto de mi vida cuando apenas estaba definiendo quién era como persona? - Alexandra Serna Toro

Empecé a descubrir mis habilidades; mi vena artística, un interés social, una conciencia por el medio ambiente y el campo, pero detrás tenía una familia y una sociedad que estigmatizaban estos intereses como superfluos y no oficiales. En parte porque vengo de un lugar donde nunca me faltó comida, pero había escasez económica. No les culpo por pensar así, pero para ellos la estabilidad en la vida sólo tiene un significado y es tener dinero, mientras que mi estabilidad es la realización personal.

Como dice la canción Baldor de Alcolirykoz “porque cuando compras con plata, no estás comprando con plata, estás comprando con el tiempo de tu vida, que tuviste que gastar para tener esa plata”. Entonces, ¿estás dando la vida y ni siquiera te sientes feliz?

Después de muchos sinsabores e intentos infructuosos de intereses variados, decidí fusionar mis ideas del mundo con los deseos de mi familia (oferta de trabajo, trabajo estable, buen sueldo), creyendo en un equilibrio empecé a estudiar ingeniería forestal, (no, no es lo mismo que ingeniería ambiental). Al principio estaba satisfecho, pensaba que mi positivismo exagerado funcionaría.

Profundizando cada vez más en mis estudios empecé a sentir tristeza y frustración, vivía con el piloto automático y me limitaba a aguantar. Si me hablaban de mis estudios, siempre desviaba las conversaciones porque t no quería aceptar el hecho de que aquello no era para mí, y sobre todo tenía miedo de decepcionar a todo el mundo y sentir que había fracasado. Tal vez mi personalidad acomodaticia antepuso la aprobación de los demás a mi bienestar. Las asignaturas de la facultad de ciencias humanas e historia se convirtieron literalmente en la única razón para ir a estudiar y entré en una depresión, encerrándome en mis pensamientos diciendo cosas como:

“Es ridículo que esto sea un problema cuando hay tantos que no tienen mis oportunidades cuando hay gente con problemas reales”

Gracias a la vida y a la causalidad, descubrí la libertad y la plenitud al bailar, también empecé a actuar en algunas corporaciones artísticas, y eso se convirtió en una motivación de respiro. Empecé a pensar qué demonios estaba haciendo con MI VIDA, aceptando que estaba fracasando, pero no porque decepcionara a mis padres al no cumplir sus expectativas, o porque hubiera “perdido el tiempo” en la ingeniería. Fracasaba porque no era feliz, así que como una vil cobarde a escondidas y en secreto empecé a estudiar Sociología sin dejar la ingeniería. Tenía un trabajo y estudiaba en las dos universidades, aunque pensaba que el desgaste valía la pena exigía mucho a mi cuerpo y a mi cerebro, lo que se manifestaba en un ataque de ansiedad.