Empecé a descubrir mis habilidades; mi vena artística, un interés social, una conciencia por el medio ambiente y el campo pero detrás tenía una familia y una sociedad que estigmatiza estos intereses como superfluos e inoficiosos. Parcialmente porque vengo de una lugar en donde nunca me faltó comida pero si hubo carencias económicas. No los culpo por pensar así pero la estabilidad en la vida para ellos tiene un solo significado y es tener dinero cuando para mi estabilidad es la realización personal.
Como dice la canción Baldor de Alcolirykoz “porque cuando tu compras con plata, no estás comprando con plata, estas comprando con el tiempo de tu vida,que tuviste gastar pa´tener esa plata y lo único que no se compra arriba de la tierra es la vida” así que ¿estás dando vida y ni siquiera te sientes feliz?.
Después de mucho trajín e intentos fallidos de intereses variado, decidí fusionar mis ideas del mundo con los deseos de mi familia (oferta laboral, trabajo estable, buen sueldo), entonces creyendo en un equilibrio empecé a estudiar ingeniera forestal, (que no, no es lo mismo que ingeniería ambiental). Inicialmente me sentía satisfecha pensé que funcionaria mi exagerado positivismo le dijo a mi misma, tu puedes con esto, y mi padres muy orgullosos contando a diestra y siniestra, que su hija era muy inteligente, que estaba en una universidad prestigiosa, que iba a ganar mucho dinero, un sin fin de cualidades que me proporcionaba no mi personalidad, si no los estereotipos de una carrera que me empezaron a definir.
Adentrando cada vez más en la carrera empecé a sentir tristeza y frustración, vivía en piloto automático y solo aguantaba. Si me hablaban de eso, siempre desviaba las conversaciones como decimos acá me hacia la boba y es que no quería aceptar el hecho de que eso no era para mi, y por encima de eso tenía miedo de decepcionar a todos y sentir que fracase. Tal vez mi personalidad complaciente ponía por encima de mi bienestar la aprobación de los otros. Las materias de la facultad de ciencias humanas e historia literalmente se convirtieron en la única razón para ir a estudiar y entré a una depresión, encerrandome en mis pensamientos diciéndome cosas como:
– es ridículo que esto sea un problema cuando hay tantos que no tienen mis oportunidades, cuando hay personas con problemas reales-
Gracias a la vida y a la causalidad descubrí la libertad y plenitud al bailar, empecé también a actuar en algunas corporaciones artísticas, y eso se convirtió en un respiro y la motivación de mis semanas. Empezé a pensar que carajos estaba yo haciendo con MI VIDA, aceptando que estaba fracasando, pero no por decepcionar a mis padres al no cumplir con sus expectativas, o porque hubiera “perdido mi tiempo” en ingeniería. Estaba fracasando porque yo no me hacía feliz, entonces como una vil cobarde a escondidas y en secreto empecé a estudiar Sociología sin dejar la ingeniería. Tenía un trabajo y respondía por dos universidades,aunque pensaba que el desgaste valía la pena le estaba exigiendo mucho a mi cuerpo y mi cerebro, lo que se manifestó en un ataque de ansiedad y estrés.
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